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Importancia de la Inflamación en la Fisiopatogenia de la Hipertensión Arterial

  • AUTOR : Unlu M, Karaman M, Sağlam K y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : The Comparative Effects of Valsartan and Amlodipine on Vascular Microinflammation in Newly Diagnosed Hypertensive Patients
  • CITA : Clinical and Experimental Hypertension 35(6):418-423, Oct 2013
  • MICRO : La inflamación desempeña un papel importante respecto de la fisiopatogenia de la hipertensión arterial y de sus complicaciones. La relación entre la hipertensión y la disfunción endotelial parece vincularse con mecanismos como el daño, la activación y la disfunción endotelial, provocados por el estrés oxidativo.

Introducción y objetivos

Entre los factores principales de riesgo de enfermedad cardiovascular se incluye la hipertensión arterial. El mantenimiento de la homeostasis cardiovascular y la regulación del tono vascular tienen lugar principalmente debido a la acción del endotelio. A su vez, las funciones endoteliales se ven afectadas por la inflamación sistémica. De acuerdo con lo informado, el riesgo de hipertensión aumenta en presencia de niveles elevados de proteína C-reactiva (PCR), un marcador de inflamación sistémica. Es decir, el aumento del nivel de PCR se asoció con el incremento de la presión arterial. Se propone que dicha asociación parece vincularse con la aterosclerosis provocada por la inflamación sistémica. Como resultado de los hallazgos mencionados, se propone que la administración de drogas que disminuyan los niveles de PCR podría ser de utilidad para disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular.

La pentraxina 3 tiene características estructurales en común con la PCR y otras pentraxinas hepáticas. Se expresa en numerosos tipos celulares, lo cual incluye las células endoteliales y los macrófagos. Asimismo, los neutrófilos tienen pentraxina 3 en sus gránulos, desde donde la liberan a la circulación. La pentraxina 3 es un marcador inmunoinflamatorio asociado con el riesgo cardiometabólico y el pronóstico de los pacientes con enfermedad cardiovascular. También se halló que el aumento de los niveles circulantes de pentraxina 3 puede reflejar el proceso de inflamación vascular en pacientes hipertensos.

El control apropiado de la presión arterial en casos de hipertensión es importante y debe lograrse lo antes posible con el fin de no aumentar la morbilidad y la mortalidad cardiovascular. Dicho control se logra mediante el tratamiento antihipertensivo adecuado. Entre las drogas que pueden emplearse en dichos casos se incluye el valsartán, un bloqueante de los receptores de angiotensina II, y la amlodipina, un antagonista de los canales de calcio. Dichas drogas resultaron seguras y eficaces al ser administradas como monoterapia.

El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar el efecto del valsartán y la amlodipina sobre los niveles de pentraxina 3 y PCR en pacientes con diagnóstico reciente de hipertensión arterial.

Pacientes y métodos

Se incluyeron 50 pacientes con diagnóstico reciente de hipertensión esencial, quienes fueron distribuidos en forma aleatorizada para recibir amlodipina, un antagonista de los canales de calcio, en dosis de 5 a 10 mg/día (grupo A), o valsartán, un bloqueante de los receptores de angiotensina II, en dosis de 80 a 320 mg/día (grupo B). Todos los pacientes fueron evaluados desde el punto de vista clínico, de laboratorio y electrocardiográfico. Se prestó especial atención al consumo de drogas con efectos cardiovasculares, al consumo de alcohol y al hábito de fumar. Asimismo, se llevó a cabo una ecocardiografía con el fin de evaluar la presencia de enfermedades cardíacas estructurales y se valoró el peso, la talla y el índice de masa corporal.

Los análisis bioquímicos se realizaron en muestras de sangre tomadas en ayunas e incluyeron la valoración del perfil lipídico y glucémico, de los niveles de creatinina y de los parámetros hematológicos. Para evaluar la disfunción endotelial y la inflamación sistémica se midieron los niveles de pentraxina 3 y de PCR mediante enzimoinmunoanálisis. El diagnóstico de hipertensión tuvo lugar ante la obtención de valores de presión arterial sistólica y diastólica de por lo menos 140 y 90 mm Hg, respectivamente. Las mediciones se efectuaron luego de 20 a 30 minutos de reposo, en tres oportunidades. El valor considerado se correspondió con el promedio de las tres mediciones.

Resultados

Los grupos no difirieron significativamente al considerar las evaluaciones efectuadas al inicio del estudio. El tratamiento con ambos antihipertensivos se asoció con una disminución significativa de los niveles de pentraxina 3. La administración de amlodipina también se asoció con una disminución significativa de los niveles de PCR, en tanto que no se observaron diferencias significativas entre ambos grupos al considerar la disminución de los niveles de PCR y pentraxina 3. Los grupos tampoco difirieron en términos de disminución de la presión arterial sistólica y diastólica. Dicha disminución fue significativa ante la administración de ambos tratamientos. No se halló una correlación significativa entre los marcadores de inflamación y la presión arterial, aunque se observó cierta correlación entre la presión arterial sistólica y el nivel de pentraxina 3 en los pacientes tratados con valsartán.

Discusión

La inflamación desempeña un papel importante respecto de la fisiopatogenia de la hipertensión arterial, así como de sus complicaciones. La relación entre la hipertensión y la disfunción endotelial parece vincularse con mecanismos como el daño, la activación y la disfunción endotelial, que son provocados por el estrés oxidativo. La asociación entre los marcadores de la inflamación y la hipertensión fue señalada en diferentes estudios en los cuales se analizaron los niveles de interleuquina 6, receptores solubles del factor de necrosis tumoral y otros indicadores. En cuanto a la PCR, se halló que los factores que aumentan sus niveles, como la obesidad, el tabaquismo y otras condiciones, pueden afectar los niveles de presión arterial. De hecho, en diferentes estudios se informó una asociación entre el nivel de PCR y la presión arterial. Por ejemplo, se sugirió una asociación positiva entre la PCR y la presión arterial sistólica, la presión del pulso y la hipertensión. No obstante, dicha asociación disminuyó al considerar distintos factores de confusión.

La pentraxina 3 es sintetizada en los sitios de inflamación y constituye un indicador independiente de disfunción endotelial. El aumento de sus niveles tiene lugar en pacientes con diferentes afecciones vasculares como las vasculitis, la arteritis de Takayasu y los síndromes coronarios agudos. Es posible que la asociación entre la pentraxina 3 y la presión arterial se vincule con la disfunción endotelial. Esto se debe a que la síntesis de pentraxina 3 tiene lugar principalmente en los macrófagos y las células del endotelio vascular. Dicha síntesis también tiene lugar en las células miocárdicas sanas y aumenta en presencia de infarto de miocardio. Finalmente, el aumento del nivel de pentraxina 3 podría deberse a la inflamación vascular asociada con la hipertensión. Lo antedicho permite suponer que la pentraxina 3 es un marcador útil para evaluar el riesgo de eventos cardiovasculares. Asimismo, los niveles de pentraxina 3 brindarían información en relación con el proceso de aterosclerosis y sería un marcador más específico al respecto en comparación con la PCR.

Al igual que en investigaciones previas, el tratamiento antihipertensivo se asoció con una disminución de los niveles de pentraxina 3. Asimismo, el nivel de este marcador se correlacionó en forma directa con la presión arterial diastólica y la presión del pulso, así como con la PCR en individuos hipertensos. En cambio, la correlación entre la presión arterial sistólica y el nivel de pentraxina 3 fue leve y sólo tuvo lugar en el grupo que recibió valsartán. Mientras que ambos tratamientos generaron una disminución similar de los niveles de pentraxina 3, la amlodipina disminuyó en mayor medida los valores de la PCR en comparación con el valsartán, lo cual podría vincularse con los efectos antiinflamatorios sistémicos de las dihidropiridinas.

El calcio es importante para la síntesis y la liberación de mediadores de la inflamación. Según lo informado en estudios anteriores, las dihidropiridinas tienen un efecto antiaterogénico vinculado con una acción antiinflamatoria y antioxidante. Además, el valsartán disminuyó en forma significativa el nivel de PCR en presencia de hipertensión. Es posible que los beneficios del tratamiento antihipertensivo se vinculen con la mejoría del funcionamiento endotelial y la disminución del estrés oxidativo. De todos modos, es necesario contar con estudios que permitan obtener información sobre los efectos del valsartán y la amlodipina a largo plazo. Los resultados disponibles indican que la amlodipina disminuye las lesiones ateroscleróticas y las placas lipídicas y que dicha disminución se correlaciona con la inhibición del estrés oxidativo, de la inflamación y de la síntesis de moléculas de adhesión.

La administración de atorvastatina y amlodipina se asoció con la disminución significativa de la infiltración provocada por los macrófagos, en comparación con la monoterapia con atorvastatina. En el presente estudio se halló que la combinación de atorvastatina y amlodipina disminuyó la inflamación en mayor medida que la monoterapia con atorvastatina. En consecuencia, los autores sugieren que el tratamiento combinado con ambas drogas es beneficioso. Puede sugerirse que la amlodipina y el valsartán inhiben la formación de lesiones ateroscleróticas y disminuyen el nivel de inflamación endotelial. Dichos efectos se deben a la inhibición del estrés oxidativo y de la respuesta inflamatoria, entre otros mecanismos. Por último, la administración de una dosis apropiada de amlodipina o valsartán puede favorecer la disminución de la disfunción endotelial y de la microinflamación.

Entre las limitaciones del presente estudio se menciona la ausencia de evaluación de la función endotelial mediante un método independiente. En segundo lugar, se incluyó una cantidad reducida de pacientes en cada grupo. Se desconoce si la disminución del nivel de pentraxina 3 se debió a la modificación de la presión arterial sistólica o a los efectos específicos de las drogas empleadas.

Conclusión

Tanto la microinflamación como la disfunción endotelial observadas en pacientes hipertensos generan morbilidad y mortalidad cardiovascular e intervienen en la aparición de aterosclerosis e inestabilidad de la placa aterosclerótica. Tanto la PCR como la pentraxina 3 son marcadores de inflamación vascular asociados con el pronóstico cardiovascular, cuyos niveles disminuyeron ante el tratamiento antihipertensivo. En consecuencia, conocer el nivel plasmático de pentraxina 3 puede resultar importante a la hora de escoger un tratamiento antihipertensivo.

Ref : CARDIO, CARDIOREX.

Especialidad: Bibliografía - Cardiología

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