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Efectos de los Inhibidores de la Enzima Convertidora de Angiotensina sobre la Densidad Mineral Ósea

  • AUTOR : Lynn H, Kwok T, Leung P y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Angiotensin Converting Enzyme Inhibitor Use is Associated with Higher Bone Mineral Density in Elderly Chinese
  • CITA : Bone 38(4):584-588, Abr 2006
  • MICRO : En el estudio se observaron efectos diferentes sobre la densidad mineral ósea (DMO) según la clase de agentes antihipertensivos y el sexo de los enfermos. Por ejemplo, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina se vincularon con mayor DMO en cuello femoral en las mujeres y con mayor DMO en cuello femoral, cadera total y columna lumbar en los hombres.

Introducción

Cada vez se presta más atención a los efectos de los fármacos antihipertensivos sobre la densidad mineral ósea (DMO); los beneficios de los diuréticos del grupo de las tiazidas (DT), en términos de la prevención de la pérdida de masa ósea y de fracturas de cadera, son bien conocidos.

Un estudio reciente también sugirió una reducción del riesgo de fracturas en los pacientes tratados durante periodos prolongados con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA). En un estudio, los IECA se asociaron con aumento de la masa ósea en mujeres con el polimorfismo DD de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), vinculada con actividad aumentada de la angiotensina II en suero. En otra investigación con sujetos chinos de edad avanzada se observó una asociación positiva entre el uso de IECA y la DMO.

Debido al aumento de la prevalencia de osteoporosis e hipertensión arterial como problemas prioritarios de salud pública en países de Asia, en el presente estudio de comunidad se analizan las vinculaciones entre los distintos tratamientos antihipertensivos (IECA, DT, betabloqueantes [BB] y bloqueantes de los canales de calcio [BCC]) y la DMO en sujetos de edad avanzada de la China.

Pacientes y métodos

El estudio se llevó a cabo en 1958 hombres y 1929 mujeres de edad avanzada residentes en la comunidad, con distribución homogénea en los distintos grupos de edad: 65 a 69 años, 70 a 74 años, y 75 años o más. Mediante una entrevista estructurada y estandarizada se conocieron las características demográficas, el hábito de fumar, la actividad física, los antecedentes clínicos y los tratamientos utilizados. La actividad física se determinó con la Physical Activity Scale of the Elderly (PASE), un cuestionario de 12 secciones que permite conocer el número promedio de horas por semana de actividad física en el contexto de las actividades recreativas, ocupacionales y del hogar en los últimos 7 días. Se efectuaron mediciones de peso, altura, presión arterial y se calculó el índice tobillo braquial; los valores < 0.90 se consideraron indicadores de enfermedad vascular periférica. Mediante absorciometría de rayos X de energía dual se determinó la DMO de columna lumbar (L1 a L4) y cuello femoral proximal.

Los análisis estadísticos se efectuaron con pruebas de Fisher; las relaciones entre el uso de agentes antihipertensivos y la DMO se conocieron con modelos de regresión en hombres y mujeres por separado. En los modelos se consideraron diversas variables de confusión, entre ellas, la edad, el peso, la talla, el tabaquismo y el consumo de alcohol en los últimos 12 meses, el puntaje de la PASE, los antecedentes de diabetes, enfermedad cardíaca, y enfermedad vascular periférica y el uso de BCC, estatinas, corticoides y suplemento de calcio. En los análisis de las mujeres también se consideró la utilización de terapia con estrógenos.

Resultados

La edad promedio en la totalidad de la cohorte fue de 72.4 años (65 a 92 años), similar en hombres y mujeres. Las mujeres presentaron DMO significativamente más bajas que los hombres en columna lumbar, cuello femoral y cadera total. El tratamiento con IECA fue menos frecuente entre las mujeres (8.3%, en comparación con 14.1% en los hombres; p < 0.001), mientras que para los DT se observó el patrón opuesto (6% y 3.7% en el mismo orden; p = 0.001). La utilización de BB (16.8% y 15.8%; p = 0.41) y de BCC (18.6% y 17.2%; p = 0.28) fue similar en los pacientes de ambos sexos.

Los pacientes tratados con IECA tendieron a tener más peso y a presentar con mayor frecuencia antecedentes de diabetes y enfermedad cardíaca; además, utilizaron BB, BCC y estatinas con más frecuencia. Los hombres que usaban IECA fueron de más edad, con mayor frecuencia recibían corticoides, pero con menor frecuencia refirieron consumir alcohol en los 12 meses previos. Las mujeres tratadas con IECA tuvieron, con mayor frecuencia, enfermedad vascular periférica.

Entre los varones que usaban IECA, la DMO fue entre 0.032 y 0.073 g/cm2 más altas en distintas localizaciones (p < 0.001), en tanto que las mujeres tratadas con IECA presentaron DMO 0.031 a 0.044 g/cm2 más altas (p < 0.001) en diferentes localizaciones esqueléticas.

Luego de considerar el uso de otros fármacos antihipertensivos y otros posibles factores de confusión, las mujeres tratadas con IECA mantuvieron la DMO más alta, pero la diferencia persistió significativa solo a nivel de cuello femoral (p = 0.035). Asimismo, los hombres tratados con IECA tuvieron DMO más alta en cadera total (p = 0.021), cuello femoral (p = 0.017) y columna lumbar (p < 0.001). La utilización de DT se asoció con DMO más alta en cadera total (p = 0.018), cuello femoral (p = 0.007) y columna lumbar (p = 0.002) para las mujeres, y DMO más alta en columna lumbar (p = 0.002) en los hombres. Por el contrario, los BCC no se asociaron con aumento de la DMO; solo mostraron una vinculación positiva con la DMO de columna lumbar (p = 0.026) en las mujeres. Los BB no se relacionaron con aumentos de la DMO en ninguna de las tres localizaciones esqueléticas analizadas; lo mismo ocurrió para las estatinas, tanto en hombres como en mujeres.

Discusión

La posible relación entre el uso de IECA y la osteoporosis no se conoce con precisión. En un estudio de casos y controles con más de 151 000 pacientes, la utilización prolongada de IECA se acompañó de un menor riesgo de fracturas. En otro trabajo con 134 pacientes hipertensos tratados con enalapril, quinapril o quinapril más hidroclorotiazida, esta última combinación farmacológica se asoció con aumento de los niveles séricos de 25 hidroxivitamina D y calcio; la DMO se mantuvo estable en todos los grupos de tratamiento en el transcurso de un año. Además, se observó un incremento de la DMO en el subgrupo de mujeres con el polimorfismo DD de la enzima convertidora de angiotensina, mientras que en las pacientes con los polimorfismos II o ID se constató una disminución de la DMO. En un estudio previo realizado por los autores se observó una asociación positiva entre el uso de IECA y la DMO; sin embargo, no pudo determinarse con precisión la posible influencia de otros agentes antihipertensivos.

Los mecanismos precisos involucrados en los efectos observados de los IECA sobre la DMO no se conocen con certeza, pero la reducción de los niveles séricos de angiotensina II sería importante en este sentido. Se ha sugerido que la angiotensina II podría actuar sobre las células óseas mediante el sistema tisular de renina-angiotensina que regula el flujo sanguíneo en los capilares de la médula ósea y que afecta la resorción ósea por los osteoclastos. Además, la angiotensina II disminuye los niveles séricos de calcio iónico y aumenta la concentración de parathormona.

Los hallazgos del trabajo realizado en la presente ocasión sugieren que los IECA podrían asociarse con efectos beneficiosos sobre la salud ósea. En los hombres tratados con IECA se comprobó un aumento de la DMO, solo ligeramente inferior al que se observó con los DT. Las diferencias en las distintas localizaciones esqueléticas entre hombres y mujeres tratados con IECA podrían obedecer, al menos en parte, al menor porcentaje de mujeres en el estudio (8%), respecto de hombres (14%) tratadas con este grupo de fármacos.

La utilización de BB no afectó la DMO, en tanto que la asociación positiva entre el uso de BCC y la DMO de columna lumbar en las mujeres no ha sido referida con anterioridad.

Los IECA se asociaron de manera positiva con la DMO en pacientes chinos de edad avanzada, de modo que los hallazgos podrían no ser aplicables a otras poblaciones. De hecho, la vinculación observada podría ser atribuible a la hipertensión arterial per se, o a factores de confusión no considerados en el presente trabajo. Sin embargo, en el análisis limitado a los pacientes con antecedente de hipertensión, el uso de IECA persistió significativamente asociado con aumento de la DMO en las tres localizaciones esqueléticas analizadas en los hombres. Debido al diseño transversal del estudio no pudo evaluarse la aparición de nuevas fracturas y, por ende, no se pudo determinar la relación entre el uso de terapia antihipertensiva y el riesgo de fracturas por osteoporosis.

Los estudios recientes indican que la prevalencia de hipertensión arterial está en rápido aumento en la China y se estima que la mitad de las fracturas de cadera que ocurrirán en 2050 serán en pacientes de la China, particularmente de Hong Kong. De allí la importancia de las estrategias de prevención.

En conclusión, los resultados del presente trabajo sugieren que los IECA y los DT podrían ser beneficiosos en términos de la DMO en los sujetos de edad avanzada de China, con riesgo alto de hipertensión arterial y de osteoporosis.

Ref : CARDIO, CLMED.

Especialidad: Bibliografía - Cardiología

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