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Eficacia y Tolerabilidad de la Rufinamida en el Síndrome de Lennox-Gastaut

  • TITULO : Eficacia y Tolerabilidad de la Rufinamida en el Síndrome de Lennox-Gastaut
  • AUTOR : Lee E, Yum M, Ko T
  • TITULO ORIGINAL : Effectiveness and Tolerability of Rufinamide in Children and Young Adults With Lennox-Gastaut Syndrome: A Single Center Study in Korea
  • CITA : Clinical Neurology and Neurosurgery 115(7): 926-929, Jul 2013
  • MICRO : En niños y adultos jóvenes con síndrome de Lennox-Gastaut, sintomático o criptogénico, el tratamiento con rufinamida es seguro y eficaz.

 

Introducción

El síndrome de Lennox-Gastaut (SLG), una de las encefalopatías epileptiformes más graves, por lo general se inicia en la infancia. El síndrome se caracteriza por un patrón electroencefalográfico (EEG) característico, diversos tipos de convulsiones y disfunción cognitiva. Es común que los enfermos con SLG requieran numerosos fármacos antiepilépticos (FAE) para controlar los episodios convulsivos. El uso de múltiples drogas, sin embargo, se asocia con efectos adversos importantes, tales como sedación o, incluso, aumento de la frecuencia de las convulsiones. Aunque algunos tipos de cirugía pueden ser útiles en determinados enfermos, el tratamiento médico sigue siendo el pilar terapéutico de primera línea.

La rufinamida es un derivado triazólico, estructuralmente diferente de todos los otros FAE. En un estudio de 2008, el tratamiento con rufinamida fue eficaz y seguro para el tratamiento de las convulsiones generalizadas asociadas con el SLG; la rufinamida también fue útil cuando se combinó con otros FAE. Los resultados comentados motivaron la aprobación de esta droga, en 2004, por la Food and Drug Administration de los Estados Unidos, como terapia adyuvante para los pacientes con SLG de 4 años o más. Los autores señalan que, en Corea, la droga comenzó a comercializarse en 2010.

El objetivo del presente estudio fue conocer la eficacia y tolerabilidad de la rufinamida, como tratamiento adyuvante, en niños y adultos jóvenes con SLG, asistidos en un centro de Corea.

 

Pacientes y métodos

Fueron analizados 23 pacientes (15 varones) con SLG evaluados en el Departamento de Neurología Pediátrica del Asian Medical Center, un hospital de derivación de Seúl, Corea. Entre 2010 y 2011, los enfermos recibieron rufinamida, en combinación con los FAE convencionales. Se revisaron retrospectivamente las historias clínicas de todos los enfermos con la finalidad de obtener información demográfica, acerca de la etiología de las convulsiones, la frecuencia de éstas y los efectos adversos asociados con el tratamiento.

El SLG se diagnosticó con la clasificación de la International League Against Epilepsy (ILAE); todos los enfermos habían presentado diferentes tipos de convulsiones, tenían EEG con complejos de puntas y ondas lentas generalizados y retraso mental.

Se comparó la frecuencia de los episodios convulsivos antes del tratamiento con rufinamida, a los 30 días y a los 3 y 6 meses de comenzada la terapia. La respuesta al tratamiento se clasificó en cuatro grupos: remisión completa de las convulsiones, reducción de la frecuencia en 50% o más, disminución inferior al 50% y sin cambios asociados con la terapia con rufinamida. Las dos primeras definieron la respuesta al tratamiento.

Los pacientes de 30 kg o menos recibieron inicialmente rufinamida en dosis de 200 mg diarios, con incrementos semanales; la dosis máxima fue de 800 mg por día. En los enfermos de más de 30 kg, el tratamiento comenzó en dosis de 200 a 400 mg por día; la dosis máxima no superó los 1 600 mg diarios. Las comparaciones estadísticas se realizaron con pruebas de chi al cuadrado o de Fisher, según el caso.

 

Resultados

Fueron estudiados 15 varones y 8 mujeres de 4 a 22 años (11.4 años en promedio); el tratamiento con rufinamida se prolongó por una media de ocho meses. La epilepsia tenía un tiempo promedio de evolución de 53.4 ± 42.8 meses; el 39.1% de los enfermos tenía antecedentes de espasmos infantiles. En el 56.5% de los casos, el SLG se consideró idiopático, en tanto que en el 43.5% de los enfermos se estableció el diagnóstico de SLG sintomático. Los enfermos recibían 3.6 FAE en promedio. Antes del inicio del tratamiento con rufinamida, 6 pacientes utilizaban tres FAE, y 14 empleaban cuatro o más FAE; sólo un enfermo estaba tratado con un FAE y únicamente dos pacientes recibían dos FAE. Los FAE utilizados con mayor frecuencia fueron el clobazam (78.2% de los casos), la zonisamida (en el 65.2% de los enfermos), la lamotrigina (en el 60.8% de los pacientes), el levetiracetam (en el 52.2% de los casos) y el ácido valproico y el topiramato en 10 enfermos cada uno (43.5%). Once pacientes habían sido sometidos a tratamiento quirúrgico de la epilepsia, en tanto que seis enfermos habían sido tratados con dieta cetogénica. La dosis final de rufinamida fue de 22.2 mg/kg/día a 64.5 mg/kg/día (35.1 mg/kg/día en promedio).

Después de un mes de tratamiento, un enfermo dejó de presentar convulsiones; la mejoría persistió más de nueve meses. Diez pacientes presentaron una reducción de la frecuencia de las convulsiones del 50% o mayor, de modo que los índices de respuesta a los tres y seis meses fueron del 52.2% y del 40.9%, respectivamente. En ocho enfermos, la reducción ≥ 50% persistió después del sexto mes.

El tratamiento con rufinamida se interrumpió en siete pacientes, por ineficacia (n = 5) o como consecuencia del agravamiento de las convulsiones (n = 1). El enfermo restante sufrió un accidente que motivó el cese de la terapia.

El 26% de los enfermos presentaron efectos adversos, entre ellos, somnolencia (n = 3), comportamiento agresivo (n = 2) y agravamiento del trastorno convulsivo (n = 1). Casi todos ellos fueron de intensidad leve, y transitorios. La respuesta a la rufinamida no se vinculó con la edad, el sexo, la etiología del síndrome (sintomático o criptogénico) o la duración del tratamiento con FAE. Los índices de respuesta a los seis meses fueron del 40% y del 41% en los pacientes con SLG sintomático y criptogénico, respectivamente. Los índices de persistencia en la terapia fueron del 78% a los seis meses y del 68% a los 12 meses.

 

Discusión

La rufinamida, como terapia adyuvante, sería eficaz para lograr el control de las convulsiones en pacientes con SLG; el tratamiento se tolera bien.

En la presente serie de 23 enfermos, el agregado de rufinamida al tratamiento de base con FAE se asoció con una reducción global de la frecuencia de convulsiones del 47.8%, el 52.2% y el 40.9% después de uno, tres y seis meses de terapia, en ese orden. La eficacia de la rufinamida tendió a incrementarse en el transcurso de los primeros tres meses de tratamiento y a descender luego gradualmente, posiblemente como consecuencia de la evolución natural de la enfermedad. Aunque no se ha confirmado, la aparición de tolerancia es otra posibilidad. Sin embargo, en la mayoría de los casos del presente estudio, la respuesta persistió; un enfermo logró estar libre de convulsiones durante los nueve meses de seguimiento, un hallazgo que sugiere la eficacia de la rufinamida a largo plazo.

La dosis promedio de rufinamida utilizada en este estudio fue de 35.1 mg/kg/día, similar a la referida en un trabajo anterior, de 35.6 mg/kg/día, pero inferior a la comunicada en otras series, de 52.9 mg/kg/día y de 54.5 mg/kg/día. Cabe mencionar, sin embargo, que la dosis óptima de rufinamida para los niños todavía no se ha determinado. Incluso así, el inicio del tratamiento con dosis de 10 mg/kg/día, con aumentos graduales, parece razonable.

La frecuencia de efectos adversos fue del 26%, sustancialmente más baja en comparación con la referida en el primer estudio, del 81.1%; la diferencia podría obedecer a los incrementos lentos de la dosis, utilizados en la presente ocasión.

El agravamiento de las convulsiones, en asociación con el tratamiento con rufinamida, no ha sido confirmado. En este estudio, sólo una paciente presentó esta complicación, a los dos meses de comenzada la terapia. Una vez que ésta se interrumpió, la frecuencia de convulsiones volvió a la basal.

Los índices de continuidad en el tratamiento fueron del 78% después de seis meses y del 68% al año; en un estudio previo con pacientes con diferentes tipos de síndromes epilépticos, los índices más altos de permanencia en la terapia también se registraron entre los enfermos con SLG.

El diseño retrospectivo y el escaso número de enfermos fueron limitaciones importantes para tener en cuenta en el presente estudio. No obstante, los resultados podrían ser de mucha utilidad en el ámbito de la práctica clínica rutinaria. Los estudios futuros serán de gran ayuda para confirmar las observaciones del presente trabajo, como también para establecer la eficacia y la seguridad del tratamiento con rufinamida a largo plazo.

Especialidad: Bibliografía - Neurología - Pediatría

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