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El Escitalopram es Eficaz para el Tratamiento de los Pacientes con Trastorno de Pánico

  • AUTOR : Stahl SM, Gergel I, Li D
  • TITULO ORIGINAL : Escitalopram in the Treatment of Panic Disorder: A Randomized, Double-blind, Placebo-Controlled Trial
  • CITA : Journal of Clinical Psychiatry 64(11):1322-1327, Nov 2003
  • MICRO : El escitalopram es eficaz, seguro y adecuadamente tolerado al emplearse para el tratamiento de los pacientes con trastorno de pánico.

Introducción

El trastorno de pánico es una enfermedad psiquiátrica crónica y recurrente en cuyo tratamiento se emplearon benzodiazepinas y antidepresivos.

Las benzodiazepinas son drogas cuyo uso se encuentra limitado por la posibilidad de dependencia y síntomas de abstinencia luego de su administración a largo plazo. Además, su eficacia para el tratamiento de la depresión comórbida es inadecuada. Esto es importante si se tiene en cuenta que el 60% de los pacientes con trastorno de pánico presentan dicha comorbilidad.

En cuanto a los antidepresivos, se demostró la eficacia de los inhibidores de la monoaminooxidasa y de los antidepresivos tricíclicos. No obstante, su perfil de efectos adversos afecta la adhesión al tratamiento. Recientemente, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) se convirtieron en drogas de primera línea para el tratamiento de los pacientes con trastorno de pánico y otros trastornos de ansiedad. Esto sugiere un componente serotoninérgico para dichos trastornos. Sin embargo, la utilidad de los ISRS puede verse limitada por su perfil activador, especialmente al inicio del tratamiento. En consecuencia, un ISRS con una baja incidencia de efectos adversos puede resultar ventajoso para el tratamiento de los pacientes con trastorno de pánico.

El ISRS escitalopram es el S-enantiómero del citalopram y el responsable de su efecto inhibitorio de la recaptación de serotonina. Su perfil de efectos adversos es bueno y presenta ventajas en términos de eficacia y tolerabilidad frente al citalopram al emplearse para el tratamiento de los pacientes depresivos. La actividad ansiolítica del escitalopram abarca un amplio espectro. Se observó su utilidad para el tratamiento de la ansiedad asociada con la depresión, del trastorno de ansiedad social y del trastorno de ansiedad generalizada.

El objetivo de este estudio fue el de evaluar la seguridad y eficacia del escitalopram para el tratamiento de los pacientes con trastorno de pánico.

Pacientes y métodos

Participaron pacientes ambulatorios que reunían los criterios para el diagnóstico de trastorno de pánico con agorafobia o sin ella. El estudio fue aleatorizado, a doble ciego, de grupos paralelos, controlado con placebo y multicéntrico. En primer lugar se incluyó una fase a simple ciego de 2 semanas de duración, al final de la cual tuvo lugar la fase de tratamiento a doble ciego de 10 semanas de duración. Los participantes fueron distribuidos en forma aleatoria para recibir placebo, escitalopram o citalopram. La dosis de escitalopram fue de 10 o 20 mg, en tanto que la dosis de citalopram fue de 20 o 40 mg, de acuerdo con las necesidades de cada paciente. Asimismo, se permitió la disminución de la dosis en caso de eventos adversos. Todas las drogas se administraron en una toma diaria.

Para evaluar la frecuencia de ataques de pánico se aplicó la Modified Sheehan Panic and Anticipatory Anxiety Scale (PAAS). La determinación principal de eficacia se correspondió con la disminución de la frecuencia de ataques de pánico en la semana 10 de estudio en comparación con lo observado a su inicio. Entre los parámetros secundarios de eficacia se incluyeron la Panic and Agoraphobia Scale (P&A), las escalas Clinical Global Impressions-Improvement (CGI-I) y Clinical Global Impressions-Severity (CGI-S), la Hamilton Rating Scale for Anxiety (HAMA) y la Patient Global Evaluation (PGE). Asimismo, se aplicó el Quality of Life Enjoyment and Satisfaction Questionnaire (Q-LES-Q). La seguridad del tratamiento se evaluó según los signos vitales, los parámetros electrocardiográficos y de laboratorio, la evaluación física y los eventos adversos referidos por los pacientes.

Resultados

El análisis de eficacia se llevó a cabo sobre la base de los datos obtenidos de los 125, 112 y 114 pacientes tratados con escitalopram, citalopram o placebo, respectivamente. No se observaron diferencias estadísticamente significativas entre los tres grupos respecto de las características demográficas y clínicas. El 69% de los pacientes presentó trastorno de pánico con agorafobia. La incidencia de agorafobia fue similar entre los grupos. Los pacientes refirieron un promedio de 5 ataques de pánico por semana y de un 44% del tiempo del día preocupados por la posibilidad de presentar un ataque de pánico. La dosis media diaria de escitalopram fue de 10.8 mg y de citalopram fue de 21.3 mg.

La proporción de pacientes sin ataques de pánico al final del estudio fue de 50% para los que recibieron escitalopram y de 38% para los que fueron tratados con placebo. El grupo tratado con citalopram no presentó diferencias en comparación con el grupo que recibió placebo. Además, el tratamiento con escitalopram se asoció con una mejoría estadísticamente significativa en comparación con el placebo desde la semana 4 en adelante. Para el citalopram, en cambio, la mejoría estadísticamente significativa en comparación con el placebo se verificó en las semanas 8 y 10 de tratamiento. En cuanto al resto de los parámetros de eficacia, también se observaron mejorías estadísticamente significativas para el escitalopram en comparación con el placebo. El citalopram también ocasionó mejorías sintomáticas significativas en comparación con el placebo.

El tratamiento con escitalopram resultó seguro, fue bien tolerado y se asoció con un índice de abandono debido a la aparición de eventos adversos del 6.3%. En cuanto al placebo, dicho índice fue del 7.6%. La incidencia de los efectos adversos más frecuentes fue similar entre el escitalopram y el placebo. El citalopram también fue bien tolerado y se asoció con un índice de interrupción debido a los eventos adversos del 8.4%. No se registraron cambios clínicamente significativos respecto de los parámetros de laboratorio o electrocardiográficos y de los signos vitales.

Discusión

De acuerdo con los resultados del presente estudio, el escitalopram es seguro, bien tolerado y eficaz para el tratamiento de los pacientes con trastorno de pánico. En otros estudios se informó la utilidad del escitalopram para el tratamiento de los pacientes con otros trastornos de ansiedad como el trastorno de ansiedad generalizada y con depresión asociada con síntomas de ansiedad. La mayoría de los pacientes con trastorno de pánico presentan, además de los ataques de pánico, otros síntomas como la evitación fóbica y la ansiedad anticipatoria. Dichos síntomas afectan significativamente el funcionamiento social y la calidad de vida de los pacientes. Además, su resolución puede ser un mejor predictor del resultado terapéutico en comparación con la resolución exclusiva de los síntomas específicos del trastorno de pánico.

El citalopram se asoció con una mejoría global del cuadro de los pacientes. Además, tanto el escitalopram como el citalopram ocasionaron una mejoría en la calidad de vida en comparación con el placebo, a pesar de que la proporción de los que respondieron fue similar entre los pacientes tratados con citalopram o placebo. No se observó una diferencia estadísticamente significativa entre el citalopram y el placebo en términos de frecuencia relativa o desaparición completa de ataques de pánico. Las ventajas del escitalopram frente al citalopram en términos de disminución de la frecuencia de los ataques de pánico se verificaron a pesar de que ambos grupos recibieron la misma cantidad de escitalopram. Estos resultados coinciden con lo hallado en estudios sobre depresión y se relacionarían con la inhibición de la cantidad de serotonina recaptada debido a la presencia de R-citalopram.

El índice de abandono del escitalopram debido a los eventos adversos del tratamiento fue inferior en comparación con el índice de interrupción asociado con la administración de placebo. La incidencia de los eventos adversos más frecuentes fue similar entre el escitalopram y el placebo. En cambio, el citalopram se asoció con una incidencia algo superior. Los autores concluyeron que el escitalopram es muy bien tolerado por los pacientes con trastorno de pánico. Dicha tolerabilidad adecuada también se verifica al inicio del tratamiento, efecto deseado para el tratamiento de los pacientes con trastorno de pánico.

Conclusión

El tratamiento con escitalopram ocasiona una mejoría significativa de la sintomatología de los pacientes con trastorno de pánico. Además, su perfil de tolerabilidad es favorable, lo cual resulta especialmente importante respecto de la población de pacientes con trastorno de pánico. Esto se debe a que el trastorno de pánico es una enfermedad de naturaleza crónica y persistente cuyo tratamiento ideal debería tener un mínimo de 12 meses de duración. Son necesarios estudios adicionales para evaluar la seguridad y la eficacia del escitalopram para el tratamiento a largo plazo de los pacientes con trastorno de pánico.

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