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Ácidos Grasos Omega-3 y Función Cognitiva

  • TITULO : Ácidos Grasos Omega-3 y Función Cognitiva
  • AUTOR : Stonehouse W
  • TITULO ORIGINAL : Does Consumption of LC Omega-3 PUFA Enhance Cognitive Performance in Healthy School-Aged Children and Throughout Adulthood? Evidence From Clinical Trials
  • CITA : Nutrients 6(7):2730-2758, Jul 2014
  • MICRO : Los más beneficiados con el aporte de suplementos de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de cadena larga son las personas con bajo aporte nutricional y deficiencia crónica, los niños malnutridos y con bajo rendimiento escolar y los ancianos con declinación cognitiva asociada con la edad o deterioro cognitivo leve.

Introducción

Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de cadena larga (PUFA, por su sigla en inglés) que se obtienen de fuentes marinas, como el ácido docosahexaenoico (DHA) y el eicosapentaenoico (EPA), podrían tener un papel fundamental sobre la función cognitiva. El DHA es el sustrato más importante para la función cognitiva. Predomina en las áreas cerebrales asociadas con el aprendizaje y la memoria; se incorpora a los glicerofosfolípidos de la membrana neuronal y participa en la regulación de la neurogénesis, la neuroplasticidad, el crecimiento neurítico, la sinaptogénesis y la fluidez de membrana, con participación indirecta en la transducción de señales y la neurotransmisión. También mejora el tono vascular, incrementa el flujo cerebral en el curso de las tareas cognitivas y regula el transporte y consumo de glucosa por la barrera hematoencefálica. Su forma no esterificada es el ligando natural de diversos receptores nucleares que regulan la expresión génica y son precursores de resolvinas y neuroprotectinas que contrarrestan la inflamación y el estrés oxidativo y aumentan la supervivencia neuronal. El EPA y el ácido alfa-aminolinoleico (ALA) tienen un papel secundario, porque si bien atraviesan la barrera hematoencefálica, el 99% sufre oxidación; ambos aportan combustible al cerebro por medio de la cetogénesis y participan en la síntesis de eicosanoides, que disminuyen la inflamación y mejoran el flujo cerebral por su acción antitrombótica y vasodilatadora.

El DHA se acumula en el cerebro y tiene una vida media muy larga, de alrededor de 2.5 años; estudios en animales demostraron que la deficiencia de DHA a largo plazo se asocia con pérdidas significativas en la función cerebral en relación con el aprendizaje, la memoria y las respuestas olfativa y auditiva, por lo que su restitución permitiría la recuperación de estas funciones. Por este motivo se estima que la deficiencia dietaria crónica de DHA en los seres humanos puede alterar la función cognitiva. El hígado humano es capaz de convertir el ALA a DHA, pero la síntesis de novo es limitada. El contenido elevado de ácido linoleico de la dieta reduce esta conversión por competencia por el sustrato; asimismo, las mujeres tienen una conversión más eficiente que los hombres. Por lo tanto, la mejor manera de mejorar los niveles de DHA es mediante el consumo de suplementos, alimentos marinos o enriquecidos con este nutriente. Se ha comprobado que una gran proporción de la población tiene un aporte subóptimo de DHA, aunque sin deterioro cognitivo aparente; no se sabe si la normalización del DHA puede aumentar el desempeño cognitivo en esta población. Ésta es una revisión de todos los trabajos clínicos realizados con el fin de establecer el impacto del aporte de PUFA sobre la función cognitiva.

Estudios en niños sanos en edad escolar

El DHA es de especial importancia durante el pico de crecimiento cerebral, que se extiende desde el tercer trimestre de la gestación hasta los 2 años. Sin embargo, el crecimiento de los lóbulos frontales continúa hasta casi los 30 años, con pico entre los 7 y 9 años y en la adolescencia.

Existen sólo 10 estudios realizados en niños sanos en edad escolar desde 2007, con grandes variaciones respecto de la duración, la dosis y fuente de AGPI y la relación DHA/EPA prevista. Uno de estos ensayos demostró por primera vez la relación entre el DHA y la activación cerebral: en niños de 8 a 10 años, la administración de DHA durante 8 semanas aumentó la activación de la corteza prefrontal dorsolateral durante una tarea de atención prolongada, pero no mejoró el desempeño en la atención prolongada a un estímulo visual; es probable que se requiera mayor tiempo de aporte para lograr una mejoría cognitiva. Un ensayo mostró que el empleo de DHA aumentaba la capacidad de lectura en niños con dificultad en esta área, mientras que otro comprobó que el uso de EPA asociado con DHA en niños indígenas australianos con bajo nivel de alfabetización mejoraba el desarrollo cognitivo, especialmente entre los 7 y 12 años. En niños sudafricanos y mexicanos desnutridos, el suplemento con PUFA mejoró la capacidad cognitiva y de aprendizaje, pero estos efectos no se comprobaron en poblaciones similares de India e Indonesia. En otro ensayo se aportó EPA y DHA a niños con anemia ferropénica; se observó un efecto negativo sobre la memoria de trabajo, que fue más notorio en las niñas, y esto señala la dificultad de evaluar el desempeño cognitivo en niños desnutridos, aun cuando sean las poblaciones más beneficiadas con estas intervenciones. Los niños sanos del Reino Unido no mostraron cambios en el aprendizaje ni en las funciones cognitivas tras la administración de DHA.

Las diferencias entre los distintos trabajos pueden atribuirse al potencial efecto modulador de la edad y el sexo sobre la respuesta a los suplementos de PUFA. Por lo general, no se han estudiado biomarcadores; los datos disponibles muestran un aumento de las concentraciones de DHA y EPA en eritrocitos, plasma, fosfolípidos plasmáticos y células bucales (una buena opción de evaluación en niños que se resisten a la extracción de sangre) con el suplemento de PUFA, en forma proporcional a la dosis.

En la población adolescente sólo existen estudios observacionales. Se evaluó una cohorte de más de 9000 jóvenes suecos; los que consumían pescado más de una vez por semana tenían mejores calificaciones a los 16 años, y a los 18 años los varones evaluados para el servicio militar tenían mayor coeficiente intelectual. Los adolescentes daneses de 12 a 18 años que consumían pescado con un aporte de EPA y DHA de 0.45 g/día tenían mejor vocabulario y mejores calificaciones que los que no ingerían pescado, aunque un consumo aun mayor no aportó beneficios adicionales.

En conclusión, los niños con deficiencias nutricionales y escasa alfabetización son los que más se benefician con el aporte de PUFA en términos de funciones cognitivas y rendimiento escolar; para prevenir interacciones adversas, es necesario corregir algunas deficiencias nutricionales, como la de hierro, antes de la administración de estos suplementos.

Estudios en adultos jóvenes sanos

El objetivo en este grupo es mantener una función cerebral óptima. En uno de los estudios más grandes, el suplemento de DHA en personas con dieta deficiente produjo mejoría en la memoria y en el tiempo de reacción. Hubo diferencias según el sexo: se observó mejoría de la memoria episódica en las mujeres, y del tiempo de reacción de la memoria de trabajo en los hombres; en los hombres, esta mejoría fue más pronunciada en los portadores del alelo de apolipoproteína E (APOE) tipo 4. La APOE es la principal responsable del transporte de lípidos al cerebro y los que tienen la variante APOE4 tienen entre 3 y 15 veces mayor riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer y, además, presentan cambios estructurales y funcionales muchas décadas antes del comienzo de los síntomas. Dada la prevalencia relativamente alta de APOE4, podría ser un factor importante al evaluar los beneficios de los suplementos de PUFA. Ninguno de los otros ensayos clínicos mostró beneficios cognitivos, ni evaluaron las interacciones relacionadas con el sexo y las variantes de APOE; además, todos fueron breves, con 4 a 12 semanas de duración.

Por último, un ensayo demostró que el DHA aumenta significativamente los valores de oxihemoglobina y la hemoglobina total en el curso de diferentes tareas cognitivas, lo que refleja un aumento del flujo cerebral.

Estudios en adultos mayores sanos

En este grupo, el objetivo es retrasar la declinación cognitiva y evitar la demencia. Los estudios fueron muy variables en los diseños y en las respuestas, desde no mostrar ningún efecto hasta demostrar mejoría en diferentes áreas cognitivas, principalmente en la memoria, la función ejecutiva y el aprendizaje visuoespacial. Dos estudios no pudieron comprobar beneficios en la esfera cognitiva asociados con el aporte de PUFA, probablemente debido al elevado consumo basal en la población incluida. En el estudio más grande y con mayor seguimiento realizado hasta la fecha, que incluyó 2911 pacientes con infarto de miocardio estable, ninguno de los PUFA, solos o combinados, afectó el puntaje de la prueba Mini Mental, aunque se presume que esta prueba no es suficientemente sensible para detectar pequeños cambios cognitivos secundarios a una intervención nutricional. Una población con declinación cognitiva asociada con la edad experimentó mejoras significativas en la memoria y en el aprendizaje visuoespacial bajo tratamiento con una dosis alta de DHA durante 6 meses. Otros estudios comprobaron una mejoría significativa de la memoria en mujeres con deterioro cognitivo leve que recibían aceite de pescado. También se demostró mejor fluidez oral en pacientes con deterioro cognitivo leve en relación con las dosis altas de DHA.

Parte de los resultados positivos en el corto plazo sobre la esfera cognitiva pueden ser atribuidos al efecto vascular y antitrombótico del EPA y el DHA. El suplemento de aceite de krill o de sardina en hombres mayores de 61 años provocó aumento de la activación de la corteza prefrontal dorsolateral durante una tarea de memoria de trabajo y del área frontal izquierda durante una tarea de cálculo, mientras que en los mayores de 50 años mejoró la integridad microestructural de la sustancia blanca y el volumen de la sustancia gris en las áreas frontal, temporal, parietal y límbica.

Los autores concluyen que el uso de PUFA podría ser útil para mejorar la función cognitiva, especialmente la memoria, en adultos mayores con declinación cognitiva asociada con la edad o deterioro cognitivo leve.

Discusión

Pese a que los estudios sugieren que los PUFA pueden mejorar la función cognitiva en todos los grupos etarios, especialmente en sujetos con dietas deficientes, existen muchas diferencias y errores metodológicos que no permiten establecer una conclusión firme. Como se ha comprobado, los sujetos que más se benefician con el aporte de DHA en términos de función cognitiva son los que han tenido un aporte deficiente por largo tiempo; de ahí que la exclusión de sujetos con buen aporte de DHA es clave para tener una muestra homogénea, aunque esto fue evaluado de manera variable. Se ha intentado emplear biomarcadores del aporte de DHA, principalmente para confirmar el cumplimiento terapéutico; como se utilizaron múltiples marcadores y diferentes unidades, no fue posible la comparación entre estudios. El biomarcador sería útil para determinar el nivel basal de DHA, el nivel deseado para una función cognitiva óptima y el nivel tope a partir del cual no se obtienen beneficios. También se podría establecer un índice del contenido de DHA en los eritrocitos, que reflejan el aporte de DHA a largo plazo, y utilizar un método menos invasivo para la población infantil, como el contenido de DHA en células bucales, que correlacionan adecuadamente con el aporte dietario, los niveles plasmáticos y el contenido eritrocitario. Esto permitiría establecer el nivel objetivo de DHA para mantener una adecuada función cognitiva y guiar las recomendaciones dietarias.

La duración fue otro factor muy variable entre los ensayos. Dado que tras una depleción crónica, la recuperación de los niveles de DHA es mucho más lenta en el cerebro que en otros tejidos, es posible que los estudios de algunas semanas de duración no reflejen su efecto directo sino alguna acción indirecta, como un efecto cardiovascular con aumento del flujo cerebral. Los cambios cognitivos sólo se observaron en los estudios con una duración mínima de 4 meses.

La velocidad para realizar tareas cognitivas, que es una medida fundamental de la función cerebral, no fue evaluada específicamente en ninguna investigación, aunque en varios se observó una mejoría en el tiempo de reacción de la memoria episódica y de trabajo, en la velocidad de procesamiento y en el tiempo de reacción para una tarea de atención sostenida; se propone la evaluación de esta variable en futuros ensayos. También debería considerarse la estratificación de los participantes según el sexo, la edad o la variante de APOE.

Conclusiones

Las personas que más se benefician con el aporte de suplementos de PUFA son aquellas con bajo aporte nutricional y depleción crónica, los niños malnutridos y con bajo rendimiento escolar y los ancianos con declinación cognitiva asociada con la edad o deterioro cognitivo leve. Dada la baja capacidad para la síntesis de novo de DHA, el aporte dietario adecuado de este nutriente estaría indicado para mantener un desempeño cognitivo óptimo en todas las etapas de la vida.

Especialidad: Bibliografía - Neurología - Nutrición

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