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Características de la Anticoncepción de Emergencia en Italia

  • TITULO : Características de la Anticoncepción de Emergencia en Italia
  • AUTOR : Bastianelli C, Rosato E, Farris M, Benagiano G
  • TITULO ORIGINAL : Emergency Contraception: A Survey of 1773 Women
  • CITA : European Journal of Contraception & Reproductive Health Care 21(6):455-461, Dic 2016
  • MICRO : El conocimiento preciso de las mujeres que solicitan anticoncepción de emergencia y los factores vinculados con esta decisión contribuyen a asesorarlas correctamente acerca de los métodos anticonceptivos.

Introducción

En Italia, la anticoncepción de emergencia (AE), con 1.5 mg de levonorgestrel, está disponible desde el año 2000. En ese momento, las mujeres debían asistir al hospital para recibir la prescripción correspondiente. A partir de 2009 se introdujo un segundo fármaco para la AE: el acetato de ulipristal en dosis de 30 mg, el cual sólo debía utilizarse en presencia de una prueba negativa de embarazo. En 2015, la Italian Medicines Agency(Agenzia Italiana del Farmaco) se adhirió a las directrices del European Medicines Agency’s Committeee for Medicinal Products for Human Usey el acetato de ulipristal comenzó a venderse sin prescripción médica. En el transcurso de sólo un mes (entre abril y mayo de 2015), el uso de acetato de ulipristal aumentó de 3900 a 10 000 prescripciones. En la actualidad, tanto el acetato de ulipristal como el levonorgestrel se venden libremente en Italia y la mayoría de los países industrializados a las mujeres de más de 18 años. Sin embargo, no se dispone de información precisa acerca del patrón de uso de estos agentes, en el contexto de la anticoncepción poscoital. El objetivo del presente estudio fue conocer las características y el perfil de las pacientes que solicitaron AE, con prescripción obligatoria hasta mayo de 2015.

Pacientes y métodos

Se analizaron los datos de todas las pacientes con acceso al sistema de atención de urgencias del Departamento de Ginecología y Obstetricia y Urología de la Sapienza University de Roma que solicitaron AE entre enero de 2014 y junio de 2015. Se tuvieron en cuenta las características demográficas (edad, nacionalidad, tipo de empleo, nivel educativo y estado civil), el perfil de riesgo (intervalo que transcurrió entre la relación sexual sin protección y la llegada al hospital y el día del ciclo en el cual se tuvieron relaciones sexuales sin protección, es decir el período entre el inicio de la última menstruación y la relación sexual sin protección), el tipo de medicación prescripta (levonorgestrel o acetato de ulipristal) y el tiempo de permanencia en el hospital.

A partir de enero de 2015 se solicitó a las pacientes que completaran un cuestionario ad hoc, el cual permitió conocer los motivos para la solicitud de la AE, la fuente de información acerca de la AE, el uso previo de AE y de anticonceptivos (y su tipo) o los motivos para la no utilización de éstos y la edad en el momento de la primera relación sexual; en el caso de fracaso del método anticonceptivo, las enfermas debían referir las posibles razones. Las pacientes que aceptaron completar el cuestionario participaron en otro grupo del estudio.

Los datos se analizaron con métodos descriptivos; las correlaciones entre diversas variables se evaluaron con pruebas de chi al cuadrado; los valores de p iguales o inferiores a 0.05 se consideraron estadísticamente significativos.

Resultados

Entre 13 407 mujeres asistidas en el servicio entre enero de 2014 y junio de 2015, 1773 (13.2%) requirieron AE y 382 de ellas aceptaron completar el cuestionario.

La edad promedio era de 26 años (15 a 54 años), pero la mayoría tenía entre 18 y 27 años (64.1%). El 78.5% de las participantes eran de origen italiano y el 91.5% no estaban casadas. El 51.9% de las mujeres había completado la escuela secundaria y el 55.2% todavía estudiaba.

El intervalo entre la relación sexual sin protección y la consulta en el hospital fue de 13.6 horas en promedio (1 a 120 horas); el 61.2% de las mujeres llegaron al hospital en el transcurso de las 12 horas posteriores a la relación sexual sin protección. Estas fueron de más edad, en comparación con las que lo hicieron en otros momentos (27 y 26 años, respectivamente; p < 0.05).

El 42.4% de las participantes que solicitaron AE habían tenido relaciones sexuales sin protección entre 9 y 16 días después del último período menstrual. En función de las preferencias de cada mujer, el profesional prescribió levonorgestrel, en el 81.4% de los casos, o acetato de ulipristal, en el 17.7% de los casos.

En la mayoría de las mujeres (91.3%) que realizaron la consulta con una demora de más de 60 horas se indicó el uso de acetato de ulipristal, en comparación con sólo 8.7% de prescripciones de levonorgestrel (p < 0.0001); por el contrario, cuando ese intervalo fue de 12 horas, el 12.7% y 86.4% de las participantes recibieron la indicación de utilizar acetato de ulipristal y levonorgestrel, respectivamente (p < 0.0001). El 48.2% de las mujeres que tuvieron relaciones sexuales sin protección entre los días 9 y 16 del ciclo fueron tratadas con acetato de ulipristal, en comparación con el 41% que recibió levonorgestrel (p = 0.02).

Entre las 382 mujeres que completaron el cuestionario, la edad promedio en el momento de la primera relación sexual fue de 17.6 años. La ruptura del preservativo o su deslizamiento fueron los motivos más comunes para la solicitud de AE, referidos por el 57.9% de las mujeres; el 28.3% de ellas refirió tener relaciones sexuales sin ningún tipo de protección. Sólo el 0.8% refirió haber omitido la ingesta de uno o más comprimidos de anticonceptivos orales combinados.

La práctica de relaciones sexuales sin ningún tipo de protección fue más común en las adolescentes de menos de 18 años, en comparación con las mujeres de más de 32 años (42.1% y 13.6%, respectivamente; p = 0.03). Por el contrario, la ruptura del condón fue más frecuente entre las de 28 a 32 años, respecto de las de menos de 18 años (81.8% y 52.6%, en ese orden; p = 0.03). Un mayor porcentaje de mujeres con escolaridad secundaria refirió tener relaciones sexuales sin protección, en comparación con las universitarias (53.8% y 20.3%, respectivamente; p = 0.0001). Para la ruptura de los preservativos se observó el patrón opuesto (38.4% y 66.4% en ese orden; p = 0.003). El 49.5% de las mujeres refirió haber utilizado AE con anterioridad y el 20.2% lo había hecho en más de una ocasión.

Las amistades (41.6%) y los medios de información (18.1%) fueron las principales fuentes por las cuales las participantes conocieron la AE; el 83.8% de ellas había utilizado otros métodos de anticoncepción, como condones (45.6%), anticonceptivos orales combinados (35%) o ambos (17.5%).

Al analizar los motivos por los cuales no se utilizaron métodos anticonceptivos, el 25.4% lo adjudicó a la ausencia de una pareja estable, el 22.5% lo hizo por temor a los efectos adversos, el 7.3% refirió efectos adversos o contraindicaciones para el uso de anticonceptivos orales combinados, el 5.2% prefirió el uso de condones, el 3.4% utilizaba AE como método regular de anticoncepción y en el 4.2% de los casos obedeció a la indicación por un profesional de tomar un «descanso» de su método anticonceptivo.

Discusión

Si bien las mujeres que solicitaron AE tuvieron un amplio espectro de edad (15 a 54 años), el 64.1% tenía entre 18 y 27 años. La mayoría tenía nivel educativo intermedio o alto y en su mayoría, eran estudiantes italianas no casadas.

El 87.7% de las participantes solicitó AE en el transcurso de las 24 horas posteriores a la relación sexual sin protección (61.2% en las 12 horas, y 26.5%, entre las 13 y 24 horas). La consulta rápida fue más común entre las pacientes de más edad. Se comprobó que alrededor de la mitad de las mujeres tuvieron relaciones sexuales sin protección en los días del ciclo menstrual de mayor fertilidad.

La falta de seguimiento de las participantes y, por lo tanto, el desconocimiento de las conductas adoptadas luego de la consulta, en términos de los métodos anticonceptivos, fue una limitación importante del trabajo; este aspecto deberá ser especialmente tenido en cuenta en investigaciones futuras, ya que es fundamental para reducir el riesgo de embarazo no deseado.

Las diferencias en relación con la prescripción de levonorgestrel o acetato de ulipristal podrían obedecer al costo más elevado de este último, como también a las creencias en relación con su mecanismo de acción (efecto de mayor duración). De hecho, el acetato de ulipristal se prescribió sobre todo en las mujeres que solicitaron AE varios días después de haber tenido relaciones sexuales sin protección (en el 91.3% de los casos que consultaron más de 60 horas después). Además, debido a que se considera que es más eficaz que el levonorgestrel, el acetato de ulipristal se indicó con mayor frecuencia a las mujeres que habían tenido relaciones sexuales sin protección entre los días 9 y 16 del ciclo menstrual.

Conclusión

La identificación del perfil de las mujeres que solicitan AE tiene dos efectos positivos; por un lado contribuye a que reciban asesoramiento apropiado y, por otro lado, ayuda a los profesionales a brindarlo.

Especialidad: Bibliografía - Ginecología

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