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Consumo de Alcohol y Ateroesclerosis Carotídea en Adultos Mayores

  • AUTOR : Mukamal KJ, Kronmal RA, Mittleman MA y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Alcohol Consumption and Carotid Atherosclerosis in Older Adults: The Cardiovascular Health Study
  • CITA : Arteriosclerosis, Thrombosis, and Vascular Biology 23(12): 2252-2259, Dic 2003
  • MICRO : El consumo moderado de alcohol en adultos mayores tiene una relación inversa con la ateroesclerosis carotídea, en contraste con la asociación positiva observada en grandes bebedores.

Introducción

Algunos datos epidemiológicos relacionan el consumo moderado de alcohol con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y, de manera específica, con menor mortalidad cardiovascular en adultos mayores. Los mecanismos que median la asociación inversa del consumo del alcohol moderado y la enfermedad cardiovascular son inciertos. El consumo de alcohol eleva el colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad (HDLc) en forma de dosis dependientes, reduce los niveles de fibrinógeno y ha sido asociado con menor nivel de marcadores de la inflamación. Sin embargo, pocos estudios evaluaron en forma directa la asociación entre el consumo de alcohol y la ateroesclerosis; por ejemplo, un estudio no mostró asociación y los análisis del estudio Bruneck mostraron relaciones con forma de J, con menores niveles de ateroesclerosis en bebedores moderados y mayores niveles en grandes bebedores. Otro trabajo mostró que los grandes bebedores presentaron mayor progresión de ateroesclerosis carotídea en los 4 años de seguimiento. En estos estudios no se consideraron los individuos de mayor edad, los que se encuentran en mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

Para abordar la relación entre el consumo de alcohol y la ateroesclerosis carotídea en adultos mayores, los autores estudiaron la asociación entre el consumo de alcohol y el grosor de la capas íntima/media de la carótida (GIM) en el Estudio de Salud Cardiovascular, un estudio poblacional con 5 888 adultos de ambos sexos de 65 años o más, a quienes se realizó una entrevista estandarizada y una evaluación.

Métodos

Los participantes, provenientes de 4 comunidades de los EE.UU., fueron seleccionados al azar para formar parte del estudio. Los estudios iniciales incluyeron cuestionarios estandarizados sobre antecedentes médicos, examen físico, electrocardiograma de reposo, espirometría, ecografía carotídea, ecocardiograma y estudios de laboratorio. Los individuos informaron el consumo habitual de latas de cerveza, de vasos de vino y de licor y los valores se sumaron para determinar el consumo total. Además, los participantes que indicaron que habían modificado su patrón de consumo en los últimos 5 años o que consumían 5 o más tragos diarios, pero que eran abstemios en ese momento, se consideraron ex bebedores.

Se realizó ecografía carotídea a 5 839 participantes y se creó una variable compuesta por el promedio de los puntajes de máximo grosor para las arterias carótida común y carótida interna. Dado que esta variable compuesta se asocia de forma más estrecha con los factores de riesgo cardiovascular y con la enfermedad cardiovascular que cualquiera de las mediciones por separado, se utilizó como criterio de valoración primario.

Los participantes fueron categorizados dentro de 2 grupos: aquellos con enfermedad cardiovascular de base (n = 1 592) y los que no la presentaban (n = 4 247). Se consideró enfermedad cardiovascular a los casos con antecedentes confirmados de enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca, enfermedad cerebrovascular, enfermedad vascular periférica, fibrilación auricular o presencia de marcapasos. Por último, se realizó el estudio genotípico de apolipoproteína E (ApoE) en 5 212 participantes.

Resultados

Las relaciones resultaron con forma de J, con el menor GIM en consumidores de 1 a 6 tragos por semana y, el mayor, en grandes bebedores. Entre 4 247 participantes sin enfermedad cardiovascular, los consumidores de 1 a 6 tragos por semana presentaron un GIM compuesto 0.07 ± 0.04 mm menor; los consumidores de 14 tragos o más por semana, 0.07 ± 0.05 mm mayor que los abstemios. Además, hallaron relaciones similares al utilizar mediciones del grosor de la carótida interna y de la carótida común y entre hombres y mujeres. En particular, el mayor GIM asociado con un consumo de alcohol más elevado se destacó entre los 1 592 participantes con enfermedad cardiovascular confirmada (0.24 ± 0.09 mm mayor que los abstemios).

De acuerdo con lo previsto, los ex bebedores mostraron un mayor promedio de GIM que los abstemios, atenuado por el ajuste por diabetes e hipertensión. Los consumidores de menos de 1 trago por semana presentaron niveles de GIM casi idénticos a los de los abstemios.

En los modelos que consideraron HDLc, la asociación inversa entre el consumo moderado por semana y el GIM carotídeo resultó atenuada. Por ejemplo, la adición de HDLc disminuyó el efecto estimado del consumo moderado de alcohol (1 a 6 tragos por semana) sobre la variable compuesta de GIM en un 22%.

En apariencia, el genotipo ApoE modificó la asociación entre el consumo de alcohol y la ateroesclerosis carotídea. Entre los 2 831 participantes ApoE4 negativos, los autores hallaron una relación con forma de J con los menores valores de GIM compuesto en consumidores de 1 a 6 tragos por semana. En 954 participantes con el alelo ApoE4, se observó una tendencia positiva entre el consumo de alcohol y el GIM carotídeo, con mayores niveles de GIM aun en consumidores de 1 a 6 tragos por semana.

El consumo de 1 a 6 tragos por semana de vino y de cerveza se asoció con los menores valores de GIM carotídeo compuesto. En contraste, el consumo de licor tuvo una asociación positiva con el GIM compuesto, con mayores valores en consumidores de 7 a 13 (0.11 ± 0.07 mm de diferencia relativa con los abstemios) y 14 o más (0.18 ± 0.06 mm de diferencia) tragos de licor por semana. El genotipo ApoE modificó las asociaciones del consumo de vino y licor con los niveles de GIM, en forma similar a lo observado respecto del consumo global de alcohol.

En los individuos con enfermedad cardiovascular confirmada, el GIM carotídeo resultó menor en consumidores de 7 a 13 tragos por semana; pero muy superior en consumidores de 14 o más tragos por semana (0.24 ± 0.09 mm de diferencia relativa con los abstemios).

Discusión

En el análisis de prevalencia de un estudio poblacional de adultos mayores libres de enfermedad cardiovascular, los autores hallaron que el consumo de 1 a 6 tragos por semana se asoció con menor ateroesclerosis carotídea, y que el consumo de 14 o más tragos se relacionó con mayor ateroesclerosis. Este hallazgo se presentó en hombres y en mujeres y tanto en la arteria carótida común como en la arteria carótida interna. Al parecer, la hipertensión y el HDL median los efectos del consumo de alcohol en cierto grado.

Los resultados de este estudio coinciden con los estudios de Bruneck y Kuopio, donde el GIM carotídeo fue superior en grandes bebedores; también se confirmó la asociación inversa entre el consumo moderado de alcohol y el GIM carotídeo documentado en el estudio de Bruneck.

Los autores encontraron una interacción posible entre el consumo de alcohol y ApoE4 sobre la ateroesclerosis carotídea, al menos para un nivel moderado. Los bebedores moderados, positivos para ApoE4, presentaron mayor promedio de valores de GIM de la carótida interna que los abstemios, no así los participantes ApoE4 negativos.

El HDL y la hipertensión influirían, en parte, en la asociación entre el consumo de alcohol y el GIM carotídeo. Otros estudios sugirieron que los niveles de HDL median el menor riesgo coronario en bebedores moderados de manera sustancial. El efecto de la hipertensión es congruente con la mayor asociación entre el consumo de alcohol y el GIM de la carótida común, más que de la carótida interna, ya que la primera se relaciona en mayor medida con la presión arterial.

Aunque se hallaron algunas diferencias en el GIM carotídeo de acuerdo con el tipo de bebida, no se encontró un beneficio particular asociado con el consumo de vino. Esto coincide con 2 metaanálisis que no descubrieron la diferencia en la relación entre el consumo de alcohol y la enfermedad coronaria de acuerdo con el tipo de bebida.

Conclusiones

En este estudio de adultos mayores sin enfermedad cardiovascular, el consumo de 1 a 6 tragos por semana se asoció con menor ateroesclerosis carotídea; pero el consumo de 14 tragos o más por semana se relacionó con mayor ateroesclerosis. Según los autores, estos resultados apoyan las guías de la American Geriatrics Society, que recomiendan a los adultos mayores que beben alcohol, que no beban más de un trago por día.

Especialidad: Bibliografía - Cardiología - Clínica Médica

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