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La Ingesta de Almendras es Sumamente Beneficiosa en los Pacientes con Diabetes Tipo 2

  • AUTOR : Li S, Liu Y, Chen C y colaboradores
  • TITULO ORIGINAL : Almond Consumption Improved Glycemic Control and Lipid Profiles in Patients with Type 2 Diabetes Mellitus
  • CITA : Metabolism: Clinical and Experimental 60(4):474-479, Abr 2011
  • MICRO : La incorporación de almendras a una dieta saludable se asocia con efectos favorables sobre la adiposidad, el control de la glucemia y el perfil de lípidos. Estos beneficios podrían reducir el mayor riesgo cardiovascular de las personas con diabetes tipo 2.

Introducción

La diabetes tipo 2 (DBT2) es una enfermedad muy frecuente en todo el mundo y se estima que la prevalencia aumentará en relación con el número cada vez mayor de personas con sobrepeso y obesidad. Los pacientes con DBT2 tienen riesgo considerablemente mayor de presentar eventos cardiovasculares, incluso cuando el control metabólico es adecuado. La hiperglucemia, el estrés oxidativo, la inflamación subclínica crónica y la dislipidemia son las alteraciones principales en los pacientes con DBT2; todos ellos elevan en forma sustancial el riesgo cardiovascular. El control de la glucemia y del perfil de los lípidos representa el objetivo primordial en los pacientes con DBT2; las medidas generales, la dieta y los cambios de hábitos son particularmente beneficiosos para reducir el riesgo de las complicaciones relacionadas con la enfermedad, especialmente las cardiovasculares, responsables de más del 70% de la morbilidad y de la mortalidad en estos pacientes.

Numerosos estudios epidemiológicos demostraron que el consumo de frutas secas es muy favorable, en términos de la reducción del riesgo cardiovascular y de la frecuencia de diabetes. Las frutas secas son ricas en grasas no saturadas, fibras, minerales y proteínas. Los trabajos también mostraron que el consumo de cantidades adecuadas de estos frutos se asocia con la mejoría del perfil de lípidos y de la sensibilidad a la insulina, con disminución de la inflamación y del estrés oxidativo y con reducción y mantenimiento del peso corporal. La American Diabetes Association recomienda la ingesta de frutas secas para corregir el riesgo cardiovascular elevado en los individuos con DBT2.

En los EE.UU., las almendras son las frutas secas que más se consumen. Parecen cardioprotectoras por el elevado contenido de grasas no saturadas, alfa tocoferol, fibras, cobre, magnesio, arginina, fitoesteroles y polifenoles. Diversos trabajos en voluntarios sanos y en sujetos con hipercolesterolemia confirmaron los beneficios de la dieta rica en almendras. Por su parte, un grupo reveló que la ingesta de almendras se asocia con la reducción de la variabilidad de la glucemia posprandial en las personas sanas; sin embargo, otro estudio en pacientes con DBT2 no confirmó estos beneficios.

El objetivo de la presente investigación fue determinar el efecto de la incorporación de las almendras en la dieta II del National Cholesterol Education Program (NCEP) en pacientes chinos con DBT2.

Pacientes y métodos

Los pacientes fueron reclutados en la Endocrine Clinic del Taipei Medical University Hospital de Taiwán. Los participantes debían presentar niveles de colesterol de más de 200 mg/dl o de triglicéridos de más de 150 mg/dl, no debían referir restricciones dietéticas o nutricionales, no debían estar tratados con insulina o con fármacos o suplementos que modifican el metabolismo de los lípidos. Además, debían presentar niveles estables de lípidos y de glucosa en los 3 meses previos al estudio; tampoco tenían que tener antecedente de enfermedad cardiovascular, hepática, gastrointestinal o renal. Todas las mujeres eran posmenopáusicas y todos los pacientes recibían hipoglucemiantes orales.

Los participantes completaron un registro de las características nutricionales para 2 días de la semana y para un día del fin de semana, con la finalidad de conocer la adhesión a la dieta y la ingesta de nutrientes.

Luego de un período previo a la inclusión de 2 semanas, los pacientes fueron asignados en forma aleatoria y transversal a las dietas alternativas, durante 4 semanas, con un período sin intervención entre ellas de 2 semanas. Durante las intervenciones, los participantes consumieron los alimentos preparados por la cocina del Taipei Medical University Hospital. En la fase previa a la inclusión y en las 2 semanas sin intervención, los pacientes consumieron sus dietas habituales sin frutos secos; simultáneamente, completaron registros diarios que permitieron conocer la adhesión a las pautas. Durante la investigación se tomaron muestras de sangre en ayunas y se efectuaron mediciones antropométricas.

Las comidas para cada uno de los participantes estuvieron destinadas a cumplir las demandas metabólicas y a mantener el peso corporal. Cuando fue necesario se realizaron los ajustes correspondientes de manera tal que el peso no se modificara en más de 2 kg en comparación con el peso basal.

Según las recomendaciones nutricionales del NCEP, el 56%, 17% y 27% de las calorías de la dieta fue aportado por carbohidratos, proteínas y grasas; las calorías derivadas de las grasas saturadas y poliinsaturadas debían ser inferiores al 7% y al 10%, respectivamente, y el contenido del colesterol no debía superar los 200 mg. La dieta del grupo de tratamiento activo incluyó almendras tostadas con la piel, no saladas; la cantidad debía reemplazar el 20% de las calorías de la dieta control. En promedio, los pacientes consumieron 56 g de almendras por día. En las planillas diarias, los participantes registraron las omisiones, las comidas realizadas fuera del programa y las bebidas consumidas. La composición de la dieta con almendras y del grupo control se calculó con el programa Nutritional Chamberlain Line.

Se determinó el peso, la talla y la masa grasa con un equipo de impedancia bioeléctrica, con 8 electrodos colocados en las manos y en los pies a múltiples frecuencias (1, 5, 50, 250, 550 y 1 000 kHz). Se estimó el porcentaje de masa grasa y se calculó el índice de masa corporal (IMC). En todos los pacientes se efectuaron controles de la presión arterial, después de permanecer 10 minutos en reposo. Se tomaron muestras de sangre para la determinación de la glucosa, la insulina, los lípidos, las apolipoproteínas (apo) A-I y B y de los ácidos grasos no esterificados. La sensibilidad a la insulina se estimó con el modelo de la homeostasis (HOMA-IR). Los niveles plasmáticos del alfa tocoferol se conocieron con cromatografía líquida de alta resolución de fase inversa, según el procedimiento de Bieri y col.

Los resultados se expresaron como media ± error estándar. Se aplicó la prueba t para comparar los efectos de ambas dietas. Las diferencias entre los grupos se analizaron con las medias de los cuadrados mínimos para mediciones repetidas, con el modelo PROC GLM.

Resultados

Veinte pacientes completaron el protocolo; todos estaban tratados con hipoglucemiantes orales. El porcentaje de calorías provenientes de las proteínas fue similar en las dos dietas. En cambio, la dieta con almendras tuvo 9.8% menos calorías a partir de los carbohidratos y 9.9% más con las grasas, en comparación con la dieta control. La dieta con almendras se caracterizó por un 104% más de calorías en forma de ácidos grasos monoinsaturados; además, esta dieta tuvo un 64.8% más de magnesio y un 400% más de alfa tocoferol respecto de la dieta control.

Ninguna de las dietas modificó el peso corporal, el IMC, la presión arterial sistólica o diastólica. La grasa corporal se redujo en una mediana de 1.8% en los pacientes con DBT2 que consumieron la dieta con almendras durante 4 semanas, en comparación con la ingesta de la dieta control (p = 0.002).

Debido a que las almendras son ricas en alfa tocoferol, los niveles de este último reflejan la adhesión a la dieta. La ingesta de la dieta rica en almendras se asoció con un aumento de la concentración del alfa tocoferol del 26.8% en comparación con la dieta control (Tabla 1). Además, la dieta con almendras redujo la concentración de la insulina en ayunas en un 4.1% y de la glucemia, en un 0.8%. Al final de la fase de la dieta rica en almendras, el HOMA-IR fue 9.2% más bajo que durante la ingesta de la dieta control.

La dieta con almendras mejoró el perfil de lípidos: se asoció con una reducción del colesterol total, del colesterol asociado a lipoproteínas de baja densidad (LDLc) y del cociente entre el LDLc y el colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad (HDLc) en un 6%, 11.6% y 9.7%, respectivamente, respecto de la dieta control. Los niveles plasmáticos de la apoB y del cociente entre la apoB y la apoA-I también disminuyeron en un 15.6% y en un 17.4%, en igual orden. La concentración sérica de los ácidos grasos no esterificados fue 5.5% inferior durante el consumo de la dieta rica en almendras.

Discusión

Al menos 2 trabajos sugirieron que el consumo elevado de almendras se asocia con la reducción significativa del riesgo de eventos cardiovasculares; la incorporación de almendras en una dieta con escaso contenido de colesterol se asocia con la mejoría del perfil de lípidos mucho más importante que la que se observa con la dieta hipocolesterolémica. Los resultados de la presente investigación confirman estos beneficios en los pacientes con DBT2, con riesgo cardiovascular elevado.

En la presente investigación, la ingesta de la dieta propuesta por el NCEP con el agregado de almendras se acompañó de una reducción del colesterol total, del LDLc y del cociente entre el LDLc y el HDLc; en cambio, los triglicéridos y el HDLc no se modificaron, tal como se observó en estudios previos en sujetos sanos o con hipercolesterolemia. La mejoría del perfil de lípidos quedó avalada por la disminución de la apoB y del cociente entre la apoB y la apoA-I.

Los resultados, sin embargo, difieren de los observados por otros grupos, probablemente por la cantidad de almendras utilizada en las dietas, por las características nutricionales basales y por el origen étnico. Los fitoesteroles, las fibras, los polifenoles y el cociente elevado entre los ácidos grasos no saturados y saturados podrían ser los mecanismos responsables de los efectos hipocolesterolémicos de las almendras.

Estas frutas secas son ricas en grasas y en calorías; sin embargo, los estudios clínicos y de observación revelaron que el consumo de almendras no se asocia con aumento del IMC o del peso. Los resultados del presente trabajo confirman estas observaciones. Más aún, la ingesta de una dieta rica en almendras se asoció con la reducción significativa de la grasa corporal, respecto de la dieta control, a pesar de que las calorías totales en ambas fueron similares. En un trabajo previo, el agregado de 30 g diarios de almendras a la dieta mediterránea disminuyó la adiposidad central en pacientes con síndrome metabólico, en ausencia de cambios en el peso corporal. El ácido oleico de las almendras podría facilitar la utilización de grasas al aumentar la oxidación mitocondrial de los ácidos grasos y la termogénesis.

Los niveles elevados posprandiales de glucosa y de insulina representan un aspecto de preocupación en las personas con diabetes. En el presente estudio en pacientes chinos con DBT2, el reemplazo del 20% de las calorías de la dieta por calorías aportadas por las almendras se asoció con una mejoría del control de la glucemia pero no redujo la glucosa a la normalidad. Es posible que el magnesio, las fibras, los ácido grasos monoinsaturados y los polifenoles de las almendras expliquen en parte los efectos en el control de la glucemia. Las investigaciones futuras serán de gran ayuda para establecer con certeza los beneficios metabólicos de la ingesta de almendras; en este contexto, sería útil valorar las modificaciones asociadas en la excreción del péptido C, un biomarcador de la producción de insulina.

En conclusión, afirman los expertos, los resultados de la presente investigación confirman los efectos hipocolesterolémicos de las almendras; la incorporación de estos frutos secos a la dieta sugerida por el NCEP mejora el control de la glucemia y disminuye la grasa corporal en los pacientes asiáticos con DBT2, con niveles de LDLc moderadamente elevados. Los estudios futuros ayudarán a comprender los mecanismos responsables de los efectos favorables observados.

Ref : ENDO, CLMED, NUTRI.

Especialidad: Bibliografía - Cardiología - Endocrinología - Nutrición

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