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Las Estatinas no Parecen Reducir el Riesgo de Cáncer Colorrectal

  • AUTOR : Coogan PF, Smith J, Rosenber L
  • TITULO ORIGINAL : Statin Use and Risk of Colorectal Cancer
  • CITA : Journal of the National Cancer Institute 99(1):32-40, Ene 2007
  • MICRO : La información en conjunto sugiere que las estatinas (independientemente de la dosis y de la duración del tratamiento) no disminuyen el riesgo de cáncer colorrectal. La posible reducción del riesgo de cánceres en estadio avanzado todavía debe ser confirmada.

Introducción

Las estatinas inhiben la síntesis de colesterol al bloquear la enzima que convierte la 3-hidroxi-3 metil glutaril coenzima A en ácido mevalónico. El ácido mevalónico es un precursor del colesterol y de derivados isoprenoides, importantes en varias funciones celulares, entre ellas, proliferación, diferenciación y supervivencia. Las estatinas interrumpen la progresión del ciclo celular, inducen apoptosis y modifican la adhesión y la migración de las células tumorales. Este último efecto fue demostrado in vitro, en células de cáncer de colon. Sin embargo, hay poca información epidemiológica en relación con el efecto del tratamiento con estatinas en la prevención del cáncer colorrectal; un estudio de casos y controles reveló que el uso de estatinas durante al menos 5 años se acompaña de reducción del 50% en el riesgo de esta neoplasia. Sin embargo, estos resultados no se confirmaron en otras investigaciones. En este trabajo de casos y controles, las autoras definen con mayor precisión la relación entre este tratamiento y el riesgo de cáncer colorrectal. Se prestó atención especial al tipo de medicación, la dosis y la duración del tratamiento; también se determinó la influencia de la terapia simultánea con antiinflamatorios no esteroides (AINE).

Pacientes y métodos

Los pacientes con cáncer de colon o de recto fueron identificados a partir del Massachusetts Cancer Registry, entre 2001 y 2004. Los participantes debían tener entre 50 y 74 años y encontrarse en buen estado mental en el momento de la entrevista telefónica. Los sujetos completaron un cuestionario sobre las características de la dieta. La muestra de análisis estuvo integrada por 1 809 pacientes, entrevistados exitosamente. Por cada paciente se evaluó un control similar en sexo y edad. Por teléfono se obtuvo información relacionada con factores demográficos, antecedentes clínicos, historia reproductiva, consumo de alcohol, tabaquismo, actividad física recreativa y ocupacional y antecedentes familiares de cáncer. Los participantes también fueron interrogados acerca del tratamiento con estatinas y AINE y, en mujeres, sobre suplementos hormonales. El tiempo promedio que transcurrió entre la fecha índice (momento en el que se efectuó el diagnóstico) y la entrevista fue de 6 meses.

Sólo se consideró el uso regular de estatinas y de AINE (definido como la ingesta de al menos 3 veces por semana durante 3 meses). Se recogió información relacionada con las características del tratamiento y se creó un esquema estandarizado de dosis equivalentes para los diferentes tipos de estatinas. Las estatinas que se asociaron con la reducción del colesterol asociado a lipoproteínas de baja densidad (LDLc [low-density lipoprotein cholesterol]) del 31% a 35% (equivalentes a la terapia con 10 mg de atorvastatina) recibieron un puntaje de 2; las que indujeron una disminución menor del LDLc se catalogaron con 1 punto, mientras que las que disminuyeron de manera más notoria este parámetro, recibieron 3 puntos. Se calculó la ingesta diaria de nutrientes con un cuestionario específico de 70 secciones.

Resultados

El 97% de la población era de raza blanca, el 55% de sexo masculino y aproximadamente el 50% tenía 65 años o más. Con mayor frecuencia, los casos refirieron historia familiar de cáncer colorrectal; el tabaquismo también fue más frecuente en este grupo que en los controles, en tanto que la colonoscopia de rastreo y el uso de anticonceptivos orales, hormonas femeninas, estatinas, AINE y multivitaminas fueron más comunes entre los controles.

En el modelo sin ajuste, el consumo regular de estatinas se asoció con reducción del riesgo de cáncer colorrectal (odds ratio [OR]: 0.82). Sin embargo, cuando al modelo se incorporó la ingesta de AINE y al menos 1 colonoscopia de rastreo por lo menos 1 año antes de la fecha del diagnóstico, la asociación dejó de ser significativa (OR: 0.92). En el modelo final, el riesgo de cáncer colorrectal no se asoció con el consumo de estatinas ni con el patrón de tratamiento. El riesgo tampoco se modificó según las categorías por duración de la terapia (10 años o más de uso, OR: 0.86).

En el modelo con ajuste, el riesgo de cáncer colorrectal no se redujo en pacientes que habían recibido cualquiera de las 3 estatinas más utilizadas (atorvastatina, simvastatina y pravastatina); sin embargo, el uso de estos agentes durante 5 años o más se asoció con disminución no significativa del riesgo de la neoplasia. El tratamiento con lovastatina se acompañó de mayor riesgo (OR: 1.73), en tanto que con las otras estatinas se observó el patrón contrario (fundamentalmente con fluvastatina, OR: 0.67).

En un paso posterior se comparó el riesgo entre los individuos que sólo habían recibido estatinas, aquellos que sólo consumieron AINE, los que fueron tratados con ambas drogas y los que no recibieron tratamiento con ninguna de ellas. En el modelo ajustado, el uso de estatinas no se asoció con reducción del riesgo (OR: 0.84), un efecto que se observó entre los consumidores de AINE solamente (OR: 0.79). En el análisis de subgrupos, la disminución del riesgo de cáncer asociada con las estatinas sólo se comprobó en sujetos que recibieron simultáneamente AINE (OR: 0.67). El riesgo aumentó de manera sustancial en los sujetos que interrumpieron la terapia con AINE antes del año de la fecha índice.

El uso simultáneo de estatinas y de AINE se relacionó con disminución del riesgo de cáncer colorrectal (OR: 0.71); sin embargo, de nuevo se constató que la reducción del riesgo se produjo entre los sujetos que recibieron AINE en el transcurso del año de la fecha índice (OR: 0.55). No se detectaron indicios de interacción entre las estatinas y los AINE o entre el uso de estatinas e inhibidores de la ciclooxigenasa 2 en particular.

En otro modelo ajustado se determinó el efecto del consumo de estatinas y de suplementos hormonales femeninos. El riesgo de cáncer colorrectal no se asoció con el uso de estatinas (OR: 1.03); sin embargo, se observó una disminución estadísticamente significativa del riesgo con el uso de hormonas femeninas solas (OR: 0.75). El riesgo en pacientes que recibieron ambos tratamientos fue semejante al registrado en mujeres tratadas sólo con suplementos hormonales.

El riesgo de cáncer colorrectal no se asoció con el uso de estatinas en pacientes de ningún sexo, en aquellos de menos o más de 65 años o en sujetos con cáncer del colon derecho o izquierdo. Sin embargo, la terapia con estatinas redujo el riesgo de cáncer de recto (OR: 0.70) y de neoplasias en estadio IV (OR: 0.49). No obstante, en el análisis por subgrupos, la disminución del riesgo estuvo estadísticamente asociada con el tratamiento con estatinas durante menos de 5 años (OR: 0.63) pero no con la terapia por 5 años o más (OR: 1.09), un fenómeno que -en opinión de las autoras- puede atribuirse al azar. Para cánceres en estadio IV se observó el patrón inverso: el riesgo no se redujo en pacientes que utilizaron estatinas menos de 5 años (OR: 0.64); en cambio, el riesgo fue sustancialmente inferior en los pacientes que consumieron estatinas durante 5 años o más (OR: 0.18). El uso de estos agentes redujo el riesgo de cáncer de colon (OR: 0.51) y de recto (OR: 0.33), ambos en estadio IV. El riesgo de cáncer colorrectal no estuvo asociado con el tratamiento con otras drogas hipolipemiantes (gemfibrozil o colestiramina, OR: 1.33).

Discusión

Este amplio estudio de casos y controles indicó que no existe asociación entre el uso de estatinas y el riesgo de cáncer colorrectal. No se registró un descenso estadísticamente significativo en el riesgo en relación con el tratamiento prolongado o con dosis altas de estatinas. En cambio, se observó un aumento sustancial del riesgo (73%) en relación con la lovastatina. Sin embargo, señalan las expertas, otros trabajos no han encontrado esta relación, de manera que los hallazgos no pueden considerarse definitivos.

No se registró una interacción importante entre las estatinas y el tratamiento con AINE o entre las estatinas y la terapia de reemplazo hormonal. Sin embargo, se detectó una reducción del riesgo de detección de cánceres avanzados en relación con el uso de estos fármacos. Por ende, es posible que las estatinas ejerzan una inhibición sobre la progresión del tumor y no sobre su aparición. Algunos estudios sugirieron una relación inversa entre el nivel de colesterol y el riesgo de cáncer de colon. La disminución del riesgo de cáncer en estadio IV también podría atribuirse a este fenómeno.

Los resultados de esta investigación son opuestos a los de otros trabajos. Por ejemplo, un estudio realizado en Israel reveló una reducción del riesgo de cáncer colorrectal en relación con el uso de estatinas durante más de 5 años (OR: 0.50). El análisis se ajustó según el consumo de AINE, la actividad física, la hipercolesterolemia, el grupo étnico, el consumo de vegetales y el antecedente familiar. El motivo de la discrepancia de los resultados todavía no se conoce. En el presente trabajo, la atorvastatina fue la droga más utilizada, mientras que en la investigación de Israel se emplearon con mayor frecuencia simvastatina y pravastatina.

En el Cancer Prevention Study II Nutrition Cohort, el uso de fármacos hipocolesterolémicos durante 5 años o más no se asoció con la incidencia de cáncer colorrectal (riesgo relativo: 1.09). Asimismo, un metaanálisis reciente no reveló una asociación entre el uso de estatinas y la incidencia de cualquier cáncer o de cáncer colorrectal. En cambio, en la Women’s Health Initiative se observó menor riesgo de cáncer de mama en asociación con el uso de simvastatina, lovastatina o fluvastatina (estatinas hidrofóbicas).

En conclusión, la presente investigación no comprobó que el tratamiento con estatinas se asocie con reducción del riesgo de cáncer colorrectal. Por su parte, el menor riesgo de detección de cánceres avanzados requiere confirmación en otros estudios. De hecho, los trabajos in vitro y en modelos animales confirmaron la actividad antitumoral de las estatinas, afirman las autoras.

Especialidad: Bibliografía - Farmacología

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