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Prevalencia de la Deficiencia de Vitamina D en Niños y Adolescentes Sanos

  • TIRULO ORIGINAL : Prevalencia de la Deficiencia de Vitamina D en Niños y Adolescentes Sanos
  • AUTOR : Bezrati I, Ben Fradj M, Kaabachi N y colaboradores
  • TITULO : Vitamin D Inadequacy is Widespread in Tunisian Active Boys and is Related to Diet But not to Adiposity or Insulin Resistance
  • CITA : Lybian Journal of Medicine 11(31258), Abr 2016
  • MICRO : La deficiencia de vitamina D es muy común en niños tunecinos, debido al reducido aporte nutricional, pero no se relaciona con el porcentaje de grasa corporal o con la resistencia a la insulina.

Introducción

La vitamina D se sintetiza en la piel, sobre la base del aporte nutricional y de la exposición a la luz solar; este factor presenta gran variación en función de la latitud, la estación, el color de la piel y la vestimenta. El mejor indicador de los niveles de vitamina D es la determinación de la 25-hidroxivitamina D (25[OH]D). La deficiencia de vitamina D se asocia con alteraciones óseas y aumento del riesgo de presentar enfermedades crónicas, como diabetes, cáncer y trastornos cardiovasculares, autoinmunes e infecciosos.

En niños y adolescentes se ha verificado una alta prevalencia de deficiencia de vitamina D, que suele interpretarse como secundaria a la baja exposición solar y al aporte nutricional. Sin embargo, se supone que la adiposidad podría ser uno de los factores de riesgo para esta deficiencia, y se postula que la pandemia creciente de obesidad en la población infantil y adolescente también podría relacionarse con la deficiencia, aunque esto aún no se ha comprobado.

En este estudio se evaluaron niños activos, con adecuada exposición a la luz solar, con el fin de analizar la incidencia de la obesidad, la sensibilidad a la insulina y el aporte nutricional sobre los niveles de vitamina D.

Materiales y métodos

Entre enero y marzo de 2014 se incluyeron 225 varones, entre 7 y 16 años, que concurrían a una academia de fútbol en Túnez y realizaban entrenamiento al aire libre 3 veces por semana. Fueron excluidos los niños con enfermedades renales, hepáticas u óseas, síndrome de mala absorción y cáncer, así como aquellos tratados con suplementos con vitamina D, antiepilépticos o corticoides sistémicos. Ninguno de los participantes usaba protector solar durante las prácticas. El color de la piel se evaluó con la clasificación de Fitzpatrick, que la divide en clara (tipos 1 y 2) y oscura (tipos 3 y 4). También se recabaron datos como el peso, la talla (de pie y con los niños sentados) y se calculó el índice de masa corporal (IMC). Los participantes fueron divididos en tres grupos, según el IMC, en peso normal (< percentil 85), con sobrepeso (IMC entre los percentiles 85 y 97) y con obesidad (IMC > percentil 97). Además, se midieron los pliegues tricipitales y subescapulares, se calculó el porcentaje de grasa corporal mediante la ecuación predictiva de Slaughter y se analizó la maduración somática según la ecuación de Mirwald, que permite predecir la edad desde el pico de velocidad de crecimiento (PVC); así, los participantes fueron subdivididos en tres grupos: pre-PVC, alrededor del PVC y pos-PVC. En 174 niños se completó un registro de comidas durante 3 días y un cuestionario para evaluar específicamente el consumo de nutrientes ricos en vitamina D. Las determinaciones bioquímicas realizadas incluyeron glucemia, calcio, fósforo, proteína C-reactiva e insulina. Se estimaron los niveles de 25(OH)D y se determinó el estado de suficiencia (> 20 µg/l), insuficiencia (12 a 20 µg/l) o deficiencia (< 12 µg/l). La resistencia a la insulina se calculó mediante el modelo de evaluación homeostático (HOMA-IR) y el índice cuantitativo de sensibilidad a la insulina (QUICKI).

Para comparar las variables continuas se empleó el análisis de varianza o la prueba de Mann-Whitney, en tanto que la prueba exacta de Fisher o la de chi al cuadrado se utilizaron para contrastar las variables categóricas. También se recurrió a un modelo de regresión logística para estimar el riesgo de deficiencia de vitamina D en relación con diferentes factores de riesgo.

Resultados

Los niños con sobrepeso u obesidad tuvieron concentraciones de insulina y proteína C-reactiva y valores de HOMA-IR significativamente más altos y un valor de QUICKI significativamente más bajo, que los niños con peso normal. Todos los grupos tuvieron un aporte diario similar de vitamina D por vía oral, por debajo de lo recomendado. Aproximadamente, el 85% de los niños tuvo valores alterados de vitamina D: el 40.9% tenía deficiencia y el 44%, insuficiencia. Los niveles plasmáticos se correlacionaron de manera positiva y significativa con la ingesta proteica general, el consumo de leche, carnes rojas, pescado y huevos (en todos los casos, p < 0.001). Sin embargo, no se demostró una asociación entre los niveles de vitamina D y el PVC, el IMC, el porcentaje de grasa corporal, el color de la piel, el HOMA-IR o el QUICKI.

Discusión y conclusión

Los resultados del presente estudio demostraron que la deficiencia o la insuficiencia de vitamina D son hallazgos frecuentes entre los niños y adolescentes tunecinos, que se asocian con una ingesta reducida de nutrientes ricos en esta vitamina, pero que no guardan relación con la madurez somática, el porcentaje de grasa corporal o la resistencia a la insulina. Pese a que los pacientes estudiados fueron niños que realizaban actividad física regularmente, al aire libre, debe tenerse en cuenta que el ensayo se llevó a cabo durante el invierno, que corresponde al momento del año en que los niveles de vitamina D alcanzan su nadir. Además, el período de práctica se realizaba temprano en la mañana o por la tarde, momentos en los que la luz solar es menos eficiente para la síntesis de vitamina D.

En la mayoría de los niños evaluados se comprobó una ingesta reducida de vitamina D, inferior a los 15 µg diarios, la dosis diaria recomendada por el Institute of Medicine de los EE.UU. El 85% de los niños tuvo niveles de vitamina D por debajo de los parámetros normales, lo que enfatiza la necesidad de revisar las recomendaciones nutricionales en esta población. Pese a que se postula que en regiones determinadas la fuente principal de vitamina D es la luz solar, se observa deficiencia e insuficiencia, lo que parece indicar que es necesario un aporte adecuado mediante la dieta, en tanto que la mera exposición solar no es suficiente para mantener niveles normales de vitamina D.

En estudios anteriores se postuló una posible relación inversa entre el porcentaje de grasa corporal y los niveles de 25(OH)D, aunque en el presente no se encontró esta asociación. Sin embargo, esta relación parece deberse a que los niños obesos tienden a tener menor actividad al aire libre y menor exposición de la piel a la luz solar. Tampoco se comprobó relación alguna entre los niveles de vitamina D y la resistencia a la insulina.

Los autores concluyen que la población infantil tunecina, pese a vivir en una región con alta exposición solar, tiene alto riesgo de presentar deficiencia o insuficiencia de vitamina D. La causa principal de esta situación es el aporte reducido de vitamina D por vía oral, debido al bajo consumo de alimentos ricos en esta vitamina en la dieta. Teniendo en cuenta la importancia que tiene la vitamina D para el crecimiento, el desarrollo y la salud en general, los investigadores señalan que es fundamental llevar a cabo medidas activas para la prevención de la deficiencia de vitamina D, que incluyen la educación de la población, con el fin de garantizar una adecuada exposición solar y el consumo de alimentos enriquecidos con esta vitamina.

Especialidad: Endocrinología - Nutrición - Pediatría

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